El enfrentamiento de la sal
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¡Saludos!
Las pautas dietéticas cambian más a menudo que el clima, pero una vieja canción que seguimos escuchando es el debate sobre la ingesta de sal.
Durante años nos han dicho que el consumo excesivo de sodio está relacionado con una serie de problemas médicos, el principal de los cuales es la hipertensión o presión arterial alta, que a su vez está relacionada con las enfermedades cardíacas.
El Na (sodio), y también el potasio, son electrolitos importantes responsables del mantenimiento electroquímico de nuestros músculos y nervios… por eso nos dan calambres cuando sudamos demasiado.
Lo que hay que recordar es que cada individuo varía bastante en sus requerimientos de sal, por lo que una recomendación para una mujer madura no puede ser la misma que para una adolescente… o incluso para otra mujer más o menos activa de edad similar.
Nuestro deseo de sal es un mecanismo biológico que envía señales a nuestro cuerpo sobre sus necesidades. Esto sólo es útil si también escuchamos la señal de “basta”.
El Colegio Americano de Cardiología recomienda entre 1.500 y 2.300 mg de sodio por día… aproximadamente una cucharadita.
Pero aquí está el problema: nuestra ingesta de sodio proviene en su gran mayoría de fuentes alimenticias que en su mayoría desafían la medición: alimentos congelados, alimentos enlatados, jugos (especialmente jugo de tomate), sopas, queso, bocadillos e incluso apio... sí, el apio puede estar cargado de sodio.
A eso hay que sumarle los resultados del programa de la FDA de 2005 para reducir la sal de nuestra dieta: fue un fracaso total. No cambió en absoluto nuestro hábito de consumir sal.
Bebemos agua a ritmos diferentes, sudamos a ritmos diferentes (agotando así el sodio) y vivimos en climas diferentes.
Todo esto afecta nuestra necesidad de sodio… entonces, ¿cómo podemos saber cuándo es suficiente?
Primero, relájate.
La prestigiosa revista médica británica The Lancet ha realizado un estudio a lo largo de décadas y con miles de personas. Calcula que el nivel de consumo de sal más razonable es de entre 3.500 y 5.000 mg, o 2,5 veces la recomendación anterior.
Como siempre, el exceso es perjudicial para la salud óptima… en ambos extremos del espectro.
Evite los alimentos excesivamente salados y beba abundante agua… especialmente si es hipertenso.
Y sal y suda un poco.
Suyo en salud,
Tus amigos en NeuraVite